por Maysa Moya
Según Helena Beristáin el sintagma es la combinación, en la cadena del habla,
de unidades lingüísticas pertenecientes a la primera articulación, los morfemas. En el libro Elementos de semiología Roland Barthes, sin embargo, hace una observación, tomando como referencia a Saussure: si el habla es un acto en el que el individuo utiliza la lengua, ¿por qué existen bloques o cadenas habladas que éste no tiene que formular, sino que el propio sistema le proporciona?
Se trata de los sintagmas fijados, “frases que pertenece [n] a la lengua y que el
individuo no tiene ya que construir él mismo”.
Barthes concluye: “si estos estereotipos pertenecen a la lengua y no ya al habla; y si está comprobado su uso abundante en muchos sistemas semiológicos, es preciso prever una lingüística del sintagma, necesaria para todas las escrituras fuertemente estereotipadas”.
En la lengua algunos sintagmas fijados son:
-Se me pegaron las sábanas
-Más vale aquí corrió que aquí murió
-Estás en la Luna
-Ya me cayó el veinte
-Ni muy muy, ni tan tan
En los sistemas semiológicos existen casos dignos de mencionarse. El sintagma fijado en el futbol se da cuando un jugador está lastimado dentro de la cancha, pero el árbitro no detiene las acciones. El equipo que tiene la posesión patea el balón afuera del campo, las asistencias médicas entran a atender al jugador lesionado. El equipo contrario reanuda el encuentro (puesto que reglamentariamente la posesión es suya), pero lo hace devolviéndole el balón a la escuadra que lo tenía antes de que entraran las asistencias médicas. La cadena de sucesos no es producida por el jugador o el equipo, pertenece al esquema de juego limpio dentro de este deporte.
Vean este curioso caso, en el que el jugador al querer devolver el balón, en lo que representaría el último paso para cumplir el sintagma fijado descrito arriba, mete un gol. Para compensar el fallo, la escuadra que cometió el error deja que el balón entre en portería propia sin poner oposición.